Elige Bien a Tus Amigos e Vínculos
Hablar de amigos es hablar de diferentes tipos de relaciones que podemos tener en nuestra vida. Hay amigos con los que podemos salir de fiesta, amigos que son como familia y están ahí en los momentos difíciles, y amigos con los que podemos hacer ambas cosas. Saber si un amigo es adecuado o no es fundamental para nuestro bienestar.
El impacto del entorno en tu vida
El primer paso fundamental es recordar la frase 'dime con quién andas y te diré quién eres'. Esta frase resuena profundamente porque el entorno que elijas, ya sea positivo o negativo, va a impactarte e influirte enormemente. Por eso es crucial ser muy selectivo con las personas que decides tener como amigos.
Características de una buena amistad
Rodéate de gente que te motive, que saque tu mejor versión y que esté cuando lo necesites. Es importante tener amigos con los que puedas divertirte, pero también saber que tal vez con ellos no puedes contar para otras cosas. Un buen amigo siempre querrá lo mejor para vos.
Identificando malas compañías
Una mala compañía puede ser alguien que constantemente se alcoholiza, se droga y está atascado en la vida. También, personas que compiten con vos o te hacen sentir mal no son amigos. Aquellos que te manipulan o te dicen qué hacer para que encajes tampoco son buenos. Además, personas que roban o que simplemente son malos individuos no están bien. Nunca tomes consejos de una persona que no le va bien, ojo, no te hablo económicamente. Aquellos que siempre critican tus decisiones, te desmotivan o te hacen sentir inferior son malas compañías. Personas que no respetan tus límites o que siempre buscan aprovecharse de vos tampoco son buenas para tu bienestar. Esas personas que tratan mal a los demás para sentirse superiores, lo pensaria dos veces.
La clave de la comunicación
La comunicación clara y buena es fundamental para expresar lo que necesitas y lo que te hace bien. Una buena persona te escuchará y, aunque no coincida con tu pensamiento, lo aceptará y podrán charlar y avanzar juntos. La clave está en ser genuino y sincero, y esperar que la otra persona lo sepa valorar.